Las Santas Escrituras en su carácter Cristocéntrico, se constituyen en un compendio completo de análisis e interpretación de La Ley de Dios, debido a que el fundamento de la relación con nuestro Creador es su Ley, razón por la que se preocupa permanentemente por que sus hijos estén debidamente llenos del conocimiento de La Palabra. En ella se encuentran la explicación de su doctrina, a través de la cual se insertan permanentes admoniciones con el propósito de lograr arrepentimiento del pecador y así su salvación. Una de esos llamados a la conciencia del hombre lo constituye el caso de los “ayes de Isaías” cuyo propósito es mostrar que el Señor es misericordioso pero también en justo. La actitud permanente de nuestro Dios, mostrada a lo largo de las Santas Escrituras no hace mas que mostrar su intenso amor por su creación. Semejante amor se expresa en las palabras del Apóstol Juan de la siguiente manera:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
