La Sagrada Palabra de Dios, es un verdadero manual de supervivencia espiritual (aparte
de constituir “El tratado teológico” por excelencia y el registro científico de la creación entre otros temas), pues entre sus bellas páginas incluye información valiosa para que los hijos de Dios podamos soportar y vencer las innumerables dificultades que enfrentamos en nuestro camino hacia la Cannán celestial. Dentro de ese poderoso y variado arsenal, se encuentra el famoso Salmo 23 que dice:
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.