Los Rudimentos de la Palabra

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    A lo largo de la historia, el hombre siempre ha estado en busca de la verdad, de una ‘razón de existir’, algún tipo de guía para poder caminar por la vida. Y es la Palabra de nuestro Señor la que siempre ha sido ese refugio, esa luz, esa paz que tanto necesitamos. Lamentablemente, esta fuente de agua viva ha sido siempre rechazada, ignorada y quebrantada, tanto por aquellos que no la conocían como por aquellos que habían sido escogidos para preservarla.
    La Palabra ha existido desde el comienzo de los tiempos. Le sirvió a nuestros primeros padres de guía; le sirvió a Enoc para mantenerse limpio en un mundo de corrupción; le sirvió a Noé para permanecer firme en el diluvio; le sirvió a Abraham para recibir la promesa, le sirvió a José para administrar Egipto; le sirvió a Esther para ayudar a su pueblo; le sirvió a David para vencer a Goliat; le sirvió a Daniel para no temer a los leones; le sirvió a Sadrac, Mesac y Abed-nego para no doblar su rodilla ante Nabucodonosor; le sirvió a Job para no darle la espalda a Dios; le sirvió a Jonás para cumplir con las instrucciones de Dios; le sirvió a María para recibir el mensaje del ángel; le sirvió al gadareno para acudir a Jesús; le sirvió a la mujer adúltera para arrepentirse; les sirvió a los doce apóstoles para cumplir con las instrucciones de Jesús; le sirvió a la mujer samaritana para recibir el mensaje de Jesús; y le sirvió a Pablo para ser el santo de Dios.