La naturaleza moral del ser humano lo lleva a preguntarse sobre la existencia de estas dos fuerzas que rigen prácticamente todas sus actividades. La respuesta es buscada en variadas fuentes que desde la antigüedad nos llega en forma de “dioses” con diferente naturaleza pero que se distinguen por ser “buenos” o ser “malos”, en la confusión del tema llegan a pensar que existen “dioses” que tienen partes de una y otra fuerza, es decir son ambivalentes. Las otras explicaciones más sofisticadas, tratan de encontrarla en el universo en la forma de un “cristo cósmico” que no tiene nada que hacer con el Cristo de la Biblia, también la buscan en el psiquis o la corriente actual denominada transhumanismo que reduce a la creación de Dios a una mera máquina, finalmente que es simplemente una ficción de la mente sostenida por quienes les gusta ser conocidos como “ateos” o “gnósticos” o palabritas por el estilo que no llevan a ninguna parte. Es un trabajo ímprobo el tratar de enlistar las variadas maneras como el hombre a través de las épocas ha tratado de explicar la existencia de estas dos fuerzas que luchan en el espíritu de las personas, porque siempre hemos de llegar a la verdad presente de que si existen y están en todo momento alrededor nuestro. Sea cual sea la fuente, llegamos siempre a que la realidad de la vida nos muestra que sí, si existe el “Bien” y existe el “mal”, por plantearlo de una manera directa y simple. (Para ver la lista de los nombres con que se conoce al enemigo en la Biblia, consultar el estudio: “El enemigo”. en www.aprovechandoeltiempo.com)